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Tiempo de lectura: 4 min Cada vez existe mayor evidencia que respalda el estrecho vínculo existente entre nuestras emociones y los desequilibrios en nuestra salud. Desajustes hormonales, problemas cutáneos, infecciones, patologías autoinmunes, entre otros. ¿Qué relación guardan con nuestros pensamientos y estructura de nuestra mente? Investigadores como Paul Broca en el año 1878 acuñaron el término sistema límbico para hacer referencia al sistema configurado por nuestras emociones. En este sistema, el hipotálamo sería nuestro “director de orquesta”, como núcleo encargado de armonizar todos los ejes neuroendocrinos, directamente afectados por nuestra respuesta emocional ante cualquier situación. En el artículo de hoy, hablamos del impacto de las emociones en el equilibrio de nuestro cuerpo físico e invitamos a reflexionar sobre varios aspectos que podemos hacer con ellas para potenciar su lado positivo.

1. El "CEO": tu hipotálamo

Hoy en día, se sigue investigando y definiendo los núcleos del cerebro que componen el sistema límbico. Aunque aún quede mucho por indagar, sabemos que el hipotálamo es el núcleo principal, algo así como el “CEO” de nuestros ejes neuroendocrinos, encargado de coordinar su trabajo y buen funcionamiento. Cuando nuestro CEO recibe un estímulo, produce una señal neurológica que pasa por distintas áreas para regular la respuesta y así tratar de garantizar ese cosmos o equilibrio interno en nuestro organismo.

2. Los directores y subdirectores: tus ejes neuroendocrinos

Del hipotálamo depende el sistema nervioso y endocrino, el conocido eje neuroendocrino que, como buenos “jefes”, trabajan en equipo para coordinar las funciones de todos los aparatos y sistemas orgánicos, los principales son:
  • El eje hipotalámico-hipofisario-adrenal
  • El eje hipotalámico-hipofisiario-tiroideo
  • El eje hipotalámico-hipofisiario-gonadal (vinculado a nuestras hormonas sexuales: ovarios en mujeres y testículos en hombres)
  • El eje neurohipofisiario
De esta forma, si establecemos la analogía con una importante multinacional, nuestro CEO sería siempre el hipotálamo. Directamente influido por las distintas circunstancias que le rodean es responsable de tomar las decisiones más importantes para el buen curso de la compañía. En un segundo escalafón, nos encontramos con la hipófisis. Como buena Directora, coordina y recoge los mensajes del CEO para así, producir y estimular al resto de subdirectores a que produzcan a la vez que ella misma produce tareas (hormonas) con funciones (biológicas) fundamentales, cuando son requeridas.

3. Trabajo en equipo: relación de dependencia

Cuando uno de los miembros del equipo de subdirectores/glándulas encargadas de producir hormonas no ejecutan su trabajo de forma adecuada, ya bien sea por un exceso de carga de trabajo o por un bajo rendimiento, el resto de miembros del equipo se verán afectados para tratar de compensar el mal funcionamiento de uno de ellos. Por lo tanto, si tenemos nuestro eje de estrés (eje hipotalámico-hipofisario-adrenal) con excesiva carga de trabajo, es más que probable que el eje gonadal se vea afectado. ¿A cuántas de vosotras se os altera el ciclo menstrual en periodos de estrés? ¿Tenéis falta de rendimiento en el entreno en circunstancias de estrés?. Parece complejo pero estamos viviendo constantemente estas situaciones en las que la excesiva carga de un eje altera el buen funcionamiento de otro para supercompensar esta situación.

3.1. Estrés y desorden emocional

En este contexto, si nuestro CEO, el hipotálamo, está sometido a una situación de estrés crónica, el resto de áreas se van a ver indudablemente afectadas, dando lugar a un entorno o clima laboral en el que se respira esta situación. Por tanto, todo lo que ocurra emocionalmente va a repercutir de una forma u otra en todos y cada uno de nuestros ejes neuroendocrinos y, por ende, no solo en nuestros sistemas nervioso y hormonal sino inmunitario. Podemos afirmar que todas nuestras respuestas endocrinas tienen un fuerte componente emocional. Hablar de emociones es hablar de ciencia y medicina y cualquier tratamiento enfocado a restaurar el equilibrio y resetear nuestro organismo no puede ni debe dejarlo de lado.

4. Conclusión equivocada: racionamiento emocional

Como ocurre con muchos otros aspectos de nuestra vida, las emociones son un arma de doble filo. Hay veces en las que nos permiten adoptar consciencia de verdades de difícil acceso y entendimiento por nuestro ser racional, pero en muchas otras, te otorgan una visión borrosa de tu realidad. El razonamiento emocional no es más que un intento por parte de nuestro ser racional de buscar una justificación a los mensajes de nuestras emociones en vez de analizarlas con objetividad y valorar con criterio si tales emociones se ajustan o no a la realidad. Cuando razonamos las emociones, podemos llegar a sacar conclusiones equivocadas con el impacto en nuestra fisiología que ello conlleva (hipotálamo estresado→ alteración en cascada de los ejes neuroendocrinos). Ejemplos de razonamientos emocionales que nos conducen a conclusiones estresoras:
  • Tengo un bloqueo mental → no soy capaz de afrontar la situación
  • Me siento solo/a → nadie me quiere
  • Algo me da miedo → me encuentro en peligro
En definitiva, permitimos que de una emoción nazca una afirmación, una creencia. No nos permitimos realizar un análisis de la situación con objetividad, desde el raciocinio, lo cual solo genera estrés emocional y, en consecuencia, fisiológico. Caldo de cultivo para múltiples patologías. “El que domina a los otros es fuerte, pero el que se domina a sí mismo es poderoso” - Lao Tzu.

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